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Por què la rana y la culebra nunca juegan juntas.

rana y culebra

 

El hijo de la rana brincaba en el bosque cuando vio algo nuevo en el camino.
Era una persona larga y esbelta, y su piel relucía con todos los colores del arco iris.
– Hola (dijo niño-rana). ¿Qué haces tirado en el sendero?.
– Calentándome al sol (respondió esa otra persona, retorciéndose y desenroscándose). Me llamo niño-culebra. ¿Y tú?.
– Soy niño-rana. ¿Quieres jugar conmigo?.
Así niño-rana y niño-culebra jugaron toda la mañana en el bosque.
– Mira lo que puedo hacer (dijo niño-rana, y dio un gran brinco en el aire). Si quieres te enseñaré.
Enseñó a niño-culebra a brincar, y juntos brincaron por el sendero.
– Ahora mira lo que puedo hacer (dijo niño-culebra, y se arrastró sobre el vientre hasta el tronco de un alto árbol). Si quieres te enseñaré.
Enseñó a niño-rana a deslizarse sobre el vientre y trepar a los árboles.
Al cabo del tiempo ambos tuvieron hambre y decidieron ir a casa a almorzar, pero se prometieron encontrarse al día siguiente.
– Gracias por enseñarme a brincar (dijo niño-culebra).
– Gracias por enseñarme a trepar a los árboles (dijo niño-rana).
Y cada cual se fue a su casa.
– ¡Mira lo que sé hacer, mamá! (exclamó el niño-rana, arrastrándose sobre el vientre)
rana– ¿Dónde aprendiste a hacer eso? (preguntó su madre).
– Me lo enseñó el niño-culebra. Jugamos en el bosque esta mañana. Es mi nuevo amigo.
– ¿No sabes que la familia Culebra es mala? (pregunto su madre). Tienen veneno en los dientes. Que no te sorprenda jugando con ellos. Y que no te vuelva a ver arrastrándote por el suelo. Eso no se hace.
Entretanto, el niño-culebra fue a casa y se puso a brincar delante de su madre.
culebra– ¿Quién te enseñó a hacer eso?.
– Niño-rana. Es mi nuevo amigo.
– Qué tontería. ¿No sabes que estamos enojados con la familia Rana desde hace muchísimo tiempo?. La próxima vez que juegues con niño-rana, cógelo y engúllelo. Y deja de brincar. No es nuestra costumbre.
A la mañana siguiente, cuando niño-rana se encontró con niño-culebra en el bosque, mantuvo su distancia.
– Me temo que hoy no podré ir a reptar contigo (le dijo, dando un par de saltos hacia atrás).
Niño-culebra lo miró en silencio, recordando lo que había dicho su madre: «si se acerca demasiado, saltaré sobre él y lo comeré», pensó. Pero luego recordó cuánto se habían divertido juntos, y que niño-rana había sido muy amable al enseñarle a brincar. Así, que suspiró tristemente y se internó en la arboleda.
Y desde ese día, niño-rana y niño-culebra nunca volvieron a jugar juntos. Pero a menudo se sentaban a solas al sol, cada cual recordando ese único día de amistad.

Cuento tradicional africano.

Amistad, costumbres, tradiciones, límites, prejuicios, conflictos heredados, inocencia, evitar, prevenir…, os lo dejo a vuestra libre interpretación. 😉