Hij@s y la nueva pareja.

Quiero puntualizar que cada individuo, pareja y familia son únicas, en su forma de interactuar, adaptarse, responder a situaciones, relacionarse, en sus dinámicas, etc. Por ello, a continuación solo reflejo algunas posibles situaciones, que pueden tener lugar en dichas circunstancias.

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Todos tenemos derecho a rehacer nuestra vida amorosa y si lo vemos oportuno convivir con ella. Pero ¿qué pasa cuando un miembro de la pareja tiene hijxs de una relación anterior?. Pues en primer lugar, actuar con prudencia. Con prudencia a la hora de convivir todos juntos.

Algunos adultos a veces tienen prisa en crear una nueva familia, lo tienen claro y lo quieren ya «¿para qué esperar?». Y por otro lado, quieren o piensan que todos los miembros de esa nueva unidad familiar/de convivencia, lo tengan igual de claro y, es más, que lo acepten sin ningún tipo de negatividad, oposición cubierta o encubierta, etc.

Pero en muchas ocasiones la realidad es otra, y nos encontramos con conflictos entre hijxs y la nueva pareja. Y ¿a qué puede ser debido?, pues entran diferentes factores, pero yo diría que el fundamental a tener en cuenta es lo que llaman crear una «integración armoniosa». La Integración armoniosa, consiste en reordenar la estructura familiar. Pensemos…, antes eramos papá, mamá, hermanito y yo; luego somos papá, hermanito y yo por un tiempo, y el otro tiempo somos mamá, hermanito y yo (ah!, se me olvidaba!, entre medias, fuimos también abuelxs, papá, hermanito y yo), y ahora quieren que seamos, por un lado: papá, hermanito y yo y la novia de papá, pero es que también quieren que seamos: mamá, hermanito y yo, y el novio de mamá, con sus hijxs. Bien, para que lxs niñxs, puedan asimilar y adaptarse a todos estos cambios, hay que ayudarles y, sobre todo dar tiempo, ser tolerantes, comprensivos, practicar la escucha activa, la empatía y, darles apoyo, afecto y seguridad.

Es recomendable, que tras la separación se conviva con lxs hijxs ( sin la nueva pareja) durante un tiempo, para ayudarlos a reordenarse en la nueva estructura familiar y que no sientas, que la nueva pareja ocupa el lugar del otro progenitor instantáneamente. Por ello, los progenitores también deben evaluar si la nueva pareja la consideran estable. Obviamente, hay que comunicarse y dialogar con lxs hijxs, y no dar nada por hecho, decirles que nadie sustituye a nadie. Cada uno tiene su función y su madre y padre siempre van a serlo, a cuidarlos y a velar por ellos como siempre.

Debido a ello, no es muy aconsejable que la nueva pareja, realice determinadas funciones que realizaba su progenitor en el día a día, recién incorporado en la convivencia, por ejemplo: el baño de la noche, contarle los cuentos que su papá o mamá le contaba antes de dormir, entre otros. (puede crear conflicto de lealtades). Tampoco es aconsejable, obligarlos a llamar «papá o mamá» a la nueva pareja.

Con el tiempo, poco a poco, y si la integración va por buen camino, quizá lo hagan de forma espontánea. No obstante, lxs niñxs no tienen ningún tipo de problema en entender y es más les gusta que diferentes figuras cuidadores se preocupen de ellos.

En otras ocasiones, nos encontraremos con algunos niñxs que se muestren contrarios y en desacuerdo con que su papá o mamá tengan una nueva relación y mantienen esta actitud en el tiempo. En estos casos, puede que los progenitores se sientan en cierta manera culpables por rehacer su vida sentimental y se lo transmiten a sus hijxs cediendo a los chantajes de éstos. A través de la asertividad, le comunicamos que sentimos que no les guste o no sea de su agrado, pero que la relación que mantiene con su nueva pareja no es para molestarle, si no porque quiere a esa persona y tiene derecho a seguir con su vida. En casos extremos, pasados los años, algunos padres/madres reprochan a sus hijxs, que en el pasado se sacrificó por ellos, viviendo para ellos, lo que genera  sentimiento de culpa en el menor y resentimiento en el progenitor.

          Cuando ambos miembros de la pareja tengan hijxs y decidan convivir, lo que llaman «familias reconstituidas», según Duberman (1973) describe lo siguiente:

 a) factores que contribuyen a la unión y consolidación de la nueva unión familiar:

  1. Similitud en la edad de lxs hijxs.
  2. Diferente sexo.
  3. Experiencias compartidas.
  4. Convivencia en la misma casa.
  5. LLegada de un nuevx hermanx (hijx de la nueva unión)

 b) factores que contribuyen al conflicto:

  1. Competencia por atención de los progenitores.
  2. Comparación entre hermanxs/hijxs.
  3. Discusiones de pareja por motivo de las conductas de lxs hijxs.
  4. Trato desigual hacia lxs hijxs.

 imagesOtros aspectos a tener en cuenta al hablar de «familias reconstituidas», es el establecimiento de límites y funciones de los miembros y los diferentes subsistemas que la forman. Por ejemplo: subsistema parental, conyugal, filial, fraternal. Dichos limites y funciones, supuestamente, están claros en las llamadas «familias tradicionales», es decir, lxs hijxs saben cuáles son las funciones de los progenitores y viceversa. En la nueva familia, debemos elaborar nuestro propio decálogo de límites y funciones y, reestructurarlo. Por ejemplo: ¿ambos miembros de la pareja educan a lxs hijxs de ambos?, ¿habrá diferencias en las normas entre lxs hijxs de ambos?, ¿establecen normas comunes para todos?, ¿lxs hijxs padecerán conflicto de lealtades?, ¿la familia extensa interferirá en esta nueva relación?, entre otros….

Consejos prácticos para segundas parejas con hijos:

  1. Dejar pasar un tiempo después de la separación antes de presentar a la nueva pareja.
  2. No presentar a la nueva pareja en un encuentro “casual” sin haber hablado antes de eso.
  3. Los primeros encuentros serán breves y en un lugar que no sea la casa.
  4. Dejar que pregunten lo que quieran al “nuevo”.
  5. Tener en cuenta la edad del niño.
  6. Dejar claro que continúan teniendo los papas de siempre.
  7. No establecer comparaciones (con su otro progenitor).
  8. Respeto a la presencia del padre o madre que no viven con el niño.
  9. Responder serenamente a frases: “tú no eres mi padre”, etc.
  10. Evitar sobreproteger a nuestros hijos.
  11. Procurar dar un trato individualizado a cada miembro de la familia.
  12. Cada hijo de las dos parejas necesita un espacio de intimidad.

Para finalizar, recordaros que la Orientación Familiar puede ayudaros a prevenir y la Mediación Familiar a llegar a acuerdos para la convivencia. 😉

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