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FAMILIAS Y MEDIACIÓN.

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En situaciones conflictivas donde las partes contrapuestas son miembros de una misma familia no deberían existir ni vencedores ni vencidos. En dichas ocasiones es necesario demostrar a las familias que poseen alternativas para renovar o restablecer vínculos más sanos y constructivos.

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En nuestras familias a veces nos quejamos de que no hay tiempo o no encontramos el momento idóneo para sentarnos y dialogar, con calma, sobre los temas que interesan a todos. Para poder entablar un verdadero diálogo, hace falta abrir un buen espacio en el propio tiempo para, simplemente, ponerse en actitud de escucha.

Hay un gran número de problemas que tienen que afrontar las familias cotidianamente: desempleo, separaciones, problemas de comunicación con hij@s, problemas de comunicación con la pareja, etc. Son problemas comunes en la mayor parte de las mismas, aunque cada familia tiene su propio estilo de afrontamiento. En ocasiones, cuando estas emociones son muy intensas obstaculizan nuestra capacidad para poder emplear herramientas o estrategias de afrontamiento que, sabemos, nos conducirían a una gestión constructiva del problema. Y es entonces, cuando percibimos que la situación está “enquistada” y que no somos capaces de avanzar, cuando solemos recurrir o pedir auxilio a una tercera persona.

 Así, pues la Mediación parte de la premisa de que cada pareja, cada familia sabe por qué ha llegado a la situación de disputa en la que se encuentran y qué tiene que poner cada uno de su parte si quieren superar ese bache. Así, las negociaciones podrán tener lugar cuando las personas inmersas en una disputa han reconocido su existencia, han acordado la necesidad de resolverla, y se comprometen a buscar alternativas a través de sus recursos. Recursos que, probablemente, ahora están escondidos detrás de aquellas emociones de la que hablábamos anteriormente, pero que siguen estando dentro de cada uno. Entre esos recursos destacamos: la escucha activa ante lo que la otra persona tiene que contar; la comprensión de que la persona con quien tengo el conflicto es alguien diferente a mí, con sus propias necesidades, valores, sentimientos; la actitud de colaboración; la disponibilidad para entender que existen otros puntos de vista ante la situación que nos genera malestar, etc.

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El Servicio de Mediación Familiar, por tanto, está indicado para los casos en que los miembros de la familia, ya sea nuclear (madres, padres, hij@s, parejas) o extensa (abuel@s, ti@s, cuñad@s, nueras, yernos, suegr@s, etc), están en una situación que hace peligrar las buenas relaciones. Las personas mediadoras escucharán el problema, que cada vez es diferente y único, y ayudarán a la familia a abandonar el callejón sin salida en el que pueda sentirse inmersa. Nos sentimos mejor cuando podemos manifestar nuestros sentimientos, que en los conflictos familiares son muy intensos y para los cuales no hay espacio en otros escenarios.

Nuestra sociedad, que se dice tan avanzada y de alto grado de bien, busca cauces más maduros que los tradicionales para que se haga justicia. Esta no está solo en los tribunales y en los juzgados. Por ello, en muchos casos de conflicto no es necesario recurrir a éstos, sino que se pueden resolver a través del proceso de mediación.

Hij@s y la nueva pareja.

Quiero puntualizar que cada individuo, pareja y familia son únicas, en su forma de interactuar, adaptarse, responder a situaciones, relacionarse, en sus dinámicas, etc. Por ello, a continuación solo reflejo algunas posibles situaciones, que pueden tener lugar en dichas circunstancias.

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Todos tenemos derecho a rehacer nuestra vida amorosa y si lo vemos oportuno convivir con ella. Pero ¿qué pasa cuando un miembro de la pareja tiene hijxs de una relación anterior?. Pues en primer lugar, actuar con prudencia. Con prudencia a la hora de convivir todos juntos.

Algunos adultos a veces tienen prisa en crear una nueva familia, lo tienen claro y lo quieren ya «¿para qué esperar?». Y por otro lado, quieren o piensan que todos los miembros de esa nueva unidad familiar/de convivencia, lo tengan igual de claro y, es más, que lo acepten sin ningún tipo de negatividad, oposición cubierta o encubierta, etc.

Pero en muchas ocasiones la realidad es otra, y nos encontramos con conflictos entre hijxs y la nueva pareja. Y ¿a qué puede ser debido?, pues entran diferentes factores, pero yo diría que el fundamental a tener en cuenta es lo que llaman crear una «integración armoniosa». La Integración armoniosa, consiste en reordenar la estructura familiar. Pensemos…, antes eramos papá, mamá, hermanito y yo; luego somos papá, hermanito y yo por un tiempo, y el otro tiempo somos mamá, hermanito y yo (ah!, se me olvidaba!, entre medias, fuimos también abuelxs, papá, hermanito y yo), y ahora quieren que seamos, por un lado: papá, hermanito y yo y la novia de papá, pero es que también quieren que seamos: mamá, hermanito y yo, y el novio de mamá, con sus hijxs. Bien, para que lxs niñxs, puedan asimilar y adaptarse a todos estos cambios, hay que ayudarles y, sobre todo dar tiempo, ser tolerantes, comprensivos, practicar la escucha activa, la empatía y, darles apoyo, afecto y seguridad.

Es recomendable, que tras la separación se conviva con lxs hijxs ( sin la nueva pareja) durante un tiempo, para ayudarlos a reordenarse en la nueva estructura familiar y que no sientas, que la nueva pareja ocupa el lugar del otro progenitor instantáneamente. Por ello, los progenitores también deben evaluar si la nueva pareja la consideran estable. Obviamente, hay que comunicarse y dialogar con lxs hijxs, y no dar nada por hecho, decirles que nadie sustituye a nadie. Cada uno tiene su función y su madre y padre siempre van a serlo, a cuidarlos y a velar por ellos como siempre.

Debido a ello, no es muy aconsejable que la nueva pareja, realice determinadas funciones que realizaba su progenitor en el día a día, recién incorporado en la convivencia, por ejemplo: el baño de la noche, contarle los cuentos que su papá o mamá le contaba antes de dormir, entre otros. (puede crear conflicto de lealtades). Tampoco es aconsejable, obligarlos a llamar «papá o mamá» a la nueva pareja.

Con el tiempo, poco a poco, y si la integración va por buen camino, quizá lo hagan de forma espontánea. No obstante, lxs niñxs no tienen ningún tipo de problema en entender y es más les gusta que diferentes figuras cuidadores se preocupen de ellos.

En otras ocasiones, nos encontraremos con algunos niñxs que se muestren contrarios y en desacuerdo con que su papá o mamá tengan una nueva relación y mantienen esta actitud en el tiempo. En estos casos, puede que los progenitores se sientan en cierta manera culpables por rehacer su vida sentimental y se lo transmiten a sus hijxs cediendo a los chantajes de éstos. A través de la asertividad, le comunicamos que sentimos que no les guste o no sea de su agrado, pero que la relación que mantiene con su nueva pareja no es para molestarle, si no porque quiere a esa persona y tiene derecho a seguir con su vida. En casos extremos, pasados los años, algunos padres/madres reprochan a sus hijxs, que en el pasado se sacrificó por ellos, viviendo para ellos, lo que genera  sentimiento de culpa en el menor y resentimiento en el progenitor.

          Cuando ambos miembros de la pareja tengan hijxs y decidan convivir, lo que llaman «familias reconstituidas», según Duberman (1973) describe lo siguiente:

 a) factores que contribuyen a la unión y consolidación de la nueva unión familiar:

  1. Similitud en la edad de lxs hijxs.
  2. Diferente sexo.
  3. Experiencias compartidas.
  4. Convivencia en la misma casa.
  5. LLegada de un nuevx hermanx (hijx de la nueva unión)

 b) factores que contribuyen al conflicto:

  1. Competencia por atención de los progenitores.
  2. Comparación entre hermanxs/hijxs.
  3. Discusiones de pareja por motivo de las conductas de lxs hijxs.
  4. Trato desigual hacia lxs hijxs.

 imagesOtros aspectos a tener en cuenta al hablar de «familias reconstituidas», es el establecimiento de límites y funciones de los miembros y los diferentes subsistemas que la forman. Por ejemplo: subsistema parental, conyugal, filial, fraternal. Dichos limites y funciones, supuestamente, están claros en las llamadas «familias tradicionales», es decir, lxs hijxs saben cuáles son las funciones de los progenitores y viceversa. En la nueva familia, debemos elaborar nuestro propio decálogo de límites y funciones y, reestructurarlo. Por ejemplo: ¿ambos miembros de la pareja educan a lxs hijxs de ambos?, ¿habrá diferencias en las normas entre lxs hijxs de ambos?, ¿establecen normas comunes para todos?, ¿lxs hijxs padecerán conflicto de lealtades?, ¿la familia extensa interferirá en esta nueva relación?, entre otros….

Consejos prácticos para segundas parejas con hijos:

  1. Dejar pasar un tiempo después de la separación antes de presentar a la nueva pareja.
  2. No presentar a la nueva pareja en un encuentro “casual” sin haber hablado antes de eso.
  3. Los primeros encuentros serán breves y en un lugar que no sea la casa.
  4. Dejar que pregunten lo que quieran al “nuevo”.
  5. Tener en cuenta la edad del niño.
  6. Dejar claro que continúan teniendo los papas de siempre.
  7. No establecer comparaciones (con su otro progenitor).
  8. Respeto a la presencia del padre o madre que no viven con el niño.
  9. Responder serenamente a frases: “tú no eres mi padre”, etc.
  10. Evitar sobreproteger a nuestros hijos.
  11. Procurar dar un trato individualizado a cada miembro de la familia.
  12. Cada hijo de las dos parejas necesita un espacio de intimidad.

Para finalizar, recordaros que la Orientación Familiar puede ayudaros a prevenir y la Mediación Familiar a llegar a acuerdos para la convivencia. 😉

La clave no es evitar, sino gestionar el conflicto.

 

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Hay personas que tienen miedo al conflicto, o situaciones en las que el conflicto nos da miedo. Y pensamos que la mejor manera de sobrellevarlo, es correr un tupido velo, como si no fuera con nosotros o simplemente como si no pasara nada. ¿Pero esa, es la mejor manera de manejarlo, ignorarlo?, ¿verdaderamente se ignora, o el conflicto pasa a nuestro interior evitando la manifestación exterior?. A lo largo de este post lo iremos viendo.

Como ya es habitual, voy a comenzar con la definición de la RAE sobre «Conflicto»:

(Del lat. conflictus).

1. Combate, lucha, pelea.
2. Enfrentamiento armado.
3. Apuro, situación desgraciada y de difícil salida.
4. Problema, cuestión, materia de discusión.
5. Psicol. Coexistencia de tendencias contradictorias en el individuo, capaces de generar angustia y trastornos neuróticos.
6. Desus. Momento en que la batalla es más dura y violenta.
7. Colectivo. En las relaciones laborales, el que enfrenta a representantes de los trabajadores y a los empleadores.

Como vemos, todas ellas tienen una connotación negativa. Social y culturalmente, cuando hablamos de conflictos, solemos pensar en negativo, y por tanto tendemos a evitarlo, o huir de esa situación estresante que nos genera malestar. Y es normal, ¿qué referentes tenemos sobre cómo solucionar conflictos?: guerras, peleas, violencia (lo vemos continuamente en los medios de comunicación). Igualmente, cuando vemos que una persona se enzarza en una discusión, la vemos y etiquetamos como «esa persona es conflictiva», «le gusta discutir» y, volvemos a evitar a esa persona y situación. Pero el conflicto sigue ahí, y aún más si tienes que mantener una relación al menos cordial con esa persona.

 conflictoNo nos engañemos, el conflicto es parte de la vida, está presente en cualquier contexto y, no tenemos que considerarlo como algo malo, a evitar. Más bien, lo que tenemos que aprender es a gestionarlo y manejarlo, para verlo como una oportunidad de crecimiento personal y para mejorar la situación o relación. Pero para ello, necesitamos re-aprender. Re-aprender sobre la connotación que tiene en nosotros la palabra «conflicto», como la manera de hacerle frente. Es tan malo reaccionar de forma agresiva y violenta ante un conflicto, como evitarlo.

Es completamente normal, que existan discrepancias y diferentes opiniones entre personas, sobre una misma cuestión (si no la vida sería muy aburrida), pero en estas situaciones complicadas debemos echar mano de la comprensión y de la búsqueda del bien común.

El conflicto lo tenemos con las ideas, palabras o acciones de la otra persona, no con la persona en sí. Hay que despersonalizar el conflicto. ¿ A ti te gustaría que te juzgaran, exclusivamente por ello…?

  • ¿Cuáles son las principales formas de hacer frente al conflicto?:

 1. Evitador. Técnicas que utiliza: huye, ignora, retrasa la conversación, evita la confrontación mediante estrategias. Es bueno, cuando el tema es trivial, la relación no nos importa, disponemos de poco tiempo o, queremos bloquear al otro. Pero no es bueno, cuando hay que mantener la relación con el otro, ya que el otro no sabe qué es lo que sucede, o si el tema de conflicto realmente es importante. Lo que si incrementa es la carga emocional en ambas partes.

2. Competidor. Técnicas que utiliza: poner de manifiesto que el otro es el equivocado, manifiesta su poder a través de gritos, se burla del otro, consigue aliados fuera del conflicto. Es apropiado en situaciones de emergencia, donde no hay tiempo de dar explicaciones. No es bueno, cuando la situación es trivial, y la razón es simplemente una lucha de poder (yo gano-tu pierdes), y ni siquiera se ha intentado colaborar, no hay empatía ni respeto.

3. Colaborador. Técnicas que utiliza: comprender al otro, buscar alternativas para satisfacer los intereses y las necesidades de ambas partes. Diálogo abierto, hablar desde el yo. Es apropiado cuando los temas son importantes y hay un sentimiento de cooperación. No es apropiado cuando los temas no son importante, no hay disposición a colaborar y las personas no quieren ceder en nada.

4. Acomodador. Técnicas que utiliza: se acuerdan cosas, apacigua al otro, y siempre con un rechazo al diálogo. El objetivo es mantener a toda costa la relación, ceden, callan o evitan. Es aconsejable cuando no te interesa mucho el tema y no quieres bloquear al otro. No es aconsejable, cuando evitar el problema puede conllevar problemas de resentimiento.

5. Conveniador. Técnicas que utiliza: mantenerse en el plano racional, no dar cabida emocional, trata que el conflicto no aumente. Aconsejable cuando es importante llegar a un acuerdo de forma rápida a problemas puntuales. No aconsejable, cuando es necesario encontrar soluciones creativas y cuando los acuerdos a los que se llega no permiten vivir con las consecuencias.

  • ¿Qué tipos de conflictos existen?:

Existen diferentes clasificaciones, pero voy a exponer la de Lewicki, ya que creo se ajusta más al desarrollo del artículo:

Intrapersonal: son los conflictos con uno mismo.

Interpersonal: son los conflictos entre dos personas.

Intragrupal: son los conflictos dentro de un grupo pequeño de personas. Ej: la familia

Intergrupal: son los conflictos entre grupos diferentes de personas. Ej: diferentes familias.

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  • ¿Cuáles son los principales motivos de conflicto?:

– Diferencias en las metas personales.
– Competitividad, a veces excesiva.
– Malentendidos o formas distintas de ver las cosas.
– Falta de información.
– Fallos en la comunicación interpersonal.
– Falta de cooperación, real o imaginaria.
– Conflictos de personalidad. Los demás no son como uno. Y tenemos cierta dificultad para aceptar a las personas tal como son, sin juzgarlas.
– Problemas con la autoridad.
– Frustraciones individuales.
– Deseo de asumir mayor responsabilidad.
– No querer aceptar responsabilidades.
– Incapacidad para seguir las normas o ceñirse a los planes.
– Desacuerdo en la forma de alcanzar las metas acordadas.

  • ¿Cómo podemos manejar los conflictos intrapersonales?:

1. Escuchar atentamente lo que los demás dicen, sin estar pensando en que vas a decir o dar opiniones a la ligera. (Escucha activa)
2. Aceptar las diferencias entre las personas. (no juicios de valor)
3. Ponerse en el lugar del otro. (Empatía)
4. Tomar distancia de nuestra forma de hacer las cosas y conocer mejor a las otras personas y su forma de actuar.
5. Aceptar que las discrepancias y faltas de acuerdo con naturalidad, ya que siempre no será posible un consenso.
6. Favorecer que los demás digan lo que piensan e invitarlos a que lo hagan positivamente, en lugar desde la agresividad.
7. Ver que se puede aprender de la situación conflictiva.

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Y para finalizar…,

Aspectos positivos del conflicto:

– Se aprende a reconocer los propios límites, necesidades y derechos ajenos.

– Rompe con la monotonía. Sirve de válvula de escape.

– Saca a la luz diferentes ideas.

– Demuestra interés.

– Detecta diferentes grados de percepción.

– Motiva al cambio (gradual o brusco).

– Ayuda a encontrar soluciones. Generar normas.

Fuentes:

– Aprendo a solucionar conflictos, Estrategias, técnicas y programas. Mª de Codés Martínez González, José Quintanal Díaz, Ángeles Renieblas Alconchel, Nuria Riopérez Losada. Ed: Sanz y Torres, 2005.

– Cómo tratar con personas difíciles. Guía práctica basada en las investigaciones de Úrsula Marka. http://www.inteligencia-emocional.org.

– Autor: Dirección de Mercadeo Corporativo y Relaciones Públicas ICE. Consulte esta colección en: http://www.grupo ice.com. Mandamientos de las relaciones humanas.

– Resolución de conflictos. Claudio Altisen, Dr. Félix E. F. Larocca, Maria Carmen Raga   Traducción, corrección y enlace de conceptos: Maria Carmen Raga Valls .                                                      Barcelona, Septiembre  2009

 

 

Cultura de mediación.

23865017-la-mediacion-manejo-de-conflictosLa Mediación como procedimiento alternativo a la resolución de conflictos, está unida a la llamada «Cultura de paz», al defender y proporcionar otra perspectiva y mentalidad a la hora de resolver conflictos y disputas, en contraposición con la cultura basada en el litigio, confrontación y lucha.

 

Por ello, me ha parecido interesante compartir un extracto del libro: Los diez principios de la mediación, de María Munné y Pilar Mac-Cragh, (Ed. Graó, Barcelona, 2006) donde dan forma según ellas entienden a «los diez principios de la cultura de la mediación»:

  1. La humildad de admitir que muchas veces se necesita ayuda externa para poder solucionar las propias dificultades.
  2. La responsabilidad de los propios actos y sus consecuencias.
  3. El respeto por uno mismo. La búsqueda de los propios deseos, necesidades y valores.
  4. El respeto por los demás. La comprensión de los deseos, necesidades y valores del otro.
  5. La necesidad de privacidad en los momentos difíciles.
  6. El reconocimiento de los momentos de crisis y de los conflictos como algo inherente a la persona.
  7. La comprensión del sufrimiento que producen los conflictos.
  8. La creencia en las propias posibilidades y en las del otro.
  9. La potenciación de la creatividad sobre una base de realidad.
  10. La capacidad para aprender de los momentos críticos. La apuesta por un avance que no siempre puede ser a través de un camino llano.

Reflexionemos por un momento en estos puntos…, y quizá sea una buena idea, tenerla en cuenta como alternativa cuando me encuentre en situaciones conflictivas y, sea consciente de que no quiero un desgaste económico, temporal y/o emocional.