Ya en mi primer post, Mediación Profesionalizada, comentaba la confusión que existe en la sociedad, profesionales…, sobre este método.
(os dejo el enlace, http://wp.me/p41z0g-10).
Tras varios encuentros, reuniones, charlas…,con diferentes sectores de la sociedad, sigo tras varios meses encontrando esta confusión. Al menos, les suena…,pero cuándo pido que me expliquen qué entienden por mediación familiar, algunos profesionales me comentan que ellos la utilizan y la llevan a la práctica en algunas situaciones, pero que no les ha dado buen resultado puesto que los conflictos están tan enquistados que al final, el pleito es lo más aconsejable. Entonces, les pregunto cómo la realizan…, y la mayoría termina hablando de negociación. En casos de usuarios, por ejemplo parejas en situación de divorcio, comentan que la mayoría de las parejas, si se divorcian es porque se llevan mal, por tanto, no hay mediación que pueda valer, y en caso de que se llevarán medio bien, pues acudirían a un abogado para realizar un divorcio de mutuo acuerdo. Por otro lado, cuando hablamos de los conflictos que pueden surgir entre padres e hij@s, relacionados con la falta de obediencia, normas y mala convivencia, comentan que van al psicólogo si ven que se les va de las manos, y ya no pueden más.
Partiendo de este punto, de la información y perspectivas que tienen las personas a pie de calle sobre lo qué es la Mediación, mi intención no es convencer a nadie sobre lo útil y eficaz que es la Mediación para sus posibles conflictos. Simplemente es, informar y que tengan una información y datos, lo más exactos y veraces posibles sobre lo que realmente es la Mediación Familiar y cómo se trabaja, para que así, puedan elegir y tengan una alternativa más a tener en cuenta, cuando se encuentren en estas y otras situaciones de controversia.
Quisiera utilizar un símil. Cuando uno se rompe un brazo, el tratamiento que el especialista en traumatología utiliza para reparar la rotura, es la escayola y seguramente luego, necesite unas sesiones de rehabilitación con el fisioterapeuta, para volver a adquirir la movilidad del brazo y que no se quede atrofiado. Cuando uno tiene un esguince en el tobillo, el tratamiento que el especialista utiliza es una venda y reposo, para prevenir una posible complicación en la zona. Pues bien, vemos que los tratamientos son diferentes según el caso. Lo mismo pasa con los conflictos. Depende del tipo de conflicto, de la fase en la que se encuentre el conflicto, puede ser conveniente un método u otro.
Siguiendo este símil, podría hacer una analogía entre la Mediación y la Fisioterapia: el fisioterapeuta como el mediador/a, ayuda al usuario, (cuando esté preparado para hacer rehabilitación-mediación), a realizar ejercicios-sesiones, para ir adquiriendo habilidades-recursos que mejoren la situación actual, con una perspectiva centrada en el presente (trabajo y colaboración) y futuro (el usuario puede seguir con los ejercicios en casa-las habilidades y recursos aprendidos pueden practicarlos en futuros conflictos). Los mediadores como el fisioterapeuta, rehabilitamos la comunicación entre las partes, para facilitar el diálogo y así, comenzar a trabajar y elaborar posibles alternativas de solución, que mejor se adapten a las circunstancias y necesidades de las partes, siempre de manera flexibles y adaptando las sesiones, al ritmo de los usuarios. Sin olvidar, que la Mediación es voluntaria.
Paso a explicar algunos casos/usuarios susceptibles o no, de Mediación Familiar:
– Si existe un matrimonio sin hijxs, donde la relación, la comunicación se ha roto por completo, y no hay ganas de mantener ni siquiera una relación cordial…; Lo más probable es que el método utilizado sea el pleito o quizás el mutuo acuerdo si son pocos los bienes a repartir.
– Si en el matrimonio existen hijxs, la cosa es más complicada, porque se quiera o no hay un nexo de unión entre las partes. En este caso podemos encontrarnos:
a) los que se encuentran inmersos en una disputa encarnada donde prima los intereses de cada miembro de la ex-pareja y el objetivo de cada uno es ganar a la otra parte, sin tener en cuenta nada más. Lo que probablemente conllevaría a que eligieran el pleito como solución a su situación.
b) los que encontrándose igualmente en esta situación difícil, y es posible que quizá uno de ellos anímicamente se encuentre peor, ya que no esperaba esta situación. Tengan una visión diferente de la controversia y el objetivo de ambos este centrado en, minimizar los efectos negativos del divorcio en sus hijxs, y después el reparto de bienes, custodia, entre otros. Probablemente, éste tipo de usuarios verán la mediación como una posible alternativa antes que el pleito.
c) También tenemos las parejas ya divorciadas desde hace tiempo con hijxs, que tras un pleito, no se sintieron satisfechos con las sentencias. Y habrá quien vuelva a interponer demanda para modificarla, pero también habrá quien no le haya gustado la experiencia, y quiera acudir a Mediación como alternativa. P.ej: un padre interpone demanda, sobre un aspecto que no recogía la sentencia, ¿cómo van a celebrar la comunión de su hijo…?; como sabéis el procedimiento judicial lleva su tiempo, sus costas, movimiento de dos abogados, procuradores, secretario judicial, etc. Quizá, ese problema puntual, podría ser tratado en mediación con las partes, y barajar diferentes alternativas, que quizá el juez (por falta de tiempo) ni valore su posibilidad y, a lo mejor entre ellas está la solución que mejor se adapte a las circunstancias de las partes, acortando el tiempo de espera en obtención de resultados y, ahorro en coste económico.
– El caso de un progenitor que tras el divorcio y conviviendo el mayor tiempo con sus hijxs, decide que su pareja actual vaya a vivir con ellos. En poco tiempo la convivencia se hace insoportable porque los hijxs no lo aceptan y, deciden seguir pero cada uno en su casa. Obviamente, este tipo de conflicto no se puede llevar a juicio, pero si a mediación.
– Hermanos preocupados por el bienestar de su padre mayor, no se ponen de acuerdo sobre qué hacer con él porque sus facultades físicas están mermadas, y uno quiere ingresarlo en residencia y, el otro que lo cuide la hermana, y el otro pagarle a una mujer que vaya a su casa unas horas…; ninguno es su tutor legal (y para serlo hay que solicitarlo al juez quien dictaminará si procede y cómo), por tanto tampoco pueden ir a juicio para resolver este conflicto. Pero a mediación sí.
– Matrimonios o parejas con hijxs, que el único conflicto que tienen es el reparto de responsabilidades domésticas y de cuidado de los hijxs. Quizá acudirán a un psicólogo para que les de unas pautas o consejos sobre cómo poder solventarlo. Pero la mediación también es una opción.
Y podría continuar, poniendo casos y ejemplos, pero tampoco es cuestión de aburrir…;-)
No obstante, vuelvo a repetir que la Mediación no es la panacea, y hay casos que es imposible y desaconsejable llevar a cabo una Mediación.
También recordar que los acuerdos de mediación se desarrollan en base a la legalidad, no pueden realizarse acuerdos que vayan en contra de la regulación legal del caso. Y con respecto a su cumplimiento, en casos de divorcios con hijxs, es obligado trasladarlo a un Convenio Regulador y en los demás casos puede realizarse voluntariamente elevación a escritura pública. No obstante sobre este tema os dejo el enlace de un artículo muy esclarecedor e interesante, cuya autoría es de Gema Murciano Álvarez. http://goo.gl/m1TO9n.