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¿Cómo te comunicas?¿Sabes cuál es tu estilo?

Este post va dedicado a cómo nos comunicamos y por ende, cómo nos relacionamos con los demás. Más formalmente se le conoce como «estilos de respuesta».

Antes de comenzar, quiero avisar que nadie tiene un estilo puro de respuesta. Es decir, dependiendo de la situación y nuestro estado emocional, podemos expresarnos de una manera u otra. El inconveniente viene cuando nos estancamos o nuestra tendencia en la mayoría de las ocasiones se inclina hacia uno en concreto.

Por tanto, a nivel general podemos distinguir las siguientes formas de comunicación:

A) AGRESIVO:

AGRESIVO

Expresa lo que siente, piensa y defiende sus derechos sin tener en cuenta, ni respetar los derechos, sentimientos e intereses de los demás.

La creencia básica sería «Solo yo importo. Lo que piensen o sientan los demás no me interesa, ni es importante».

Usa expresiones tipo: «Quita, no sabes», «Lo haces mal», «Pareces tontx», «Te lo digo una y no más»

Algunos gestos que puede utilizar: gestos amenazantes, postura corporal intimidatoria, no respeta la distancia interpersonal, habla rápido sin pausas, con un volumen de voz alto y mirada fija.

Entre otros, los efectos que puede conllevar: culpa, frustración, tensión, soledad- los demás se alejan, se siente enfadado, baja autoestima.

B) PASIVO:

PASIVO

No respeta su propio derecho a expresar sus ideas, sentimientos, opiniones o necesidades. Tiende a un comportamiento sumiso y retraído.

La creencia básica sería:  “Lo importante es lo que los demás piensan o quieran, porque no quiero ofenderlos y que me rechacen».

Las expresiones que utiliza son: «supongo», «bueno», «no te molestes», «te importaría mucho», «quizás sí…».

Comportamiento no verbal característicos: «mirada hacia abajo», «postura hundida y tensa», «risa nerviosa», «volumen de voz bajo y vacilante».

Algunos efectos son: baja autoestima, soledad, no se gusta, depresión, se siente enfadado, pierde oportunidades.

C) PASIVO-AGRESIVO:

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Básicamente sus acciones no reflejan sus sentimientos, y se podría decir que son pasivos por fuera y agresivos por dentro.

Normalmente, suelen recurrir al sarcasmo, mensajes ambiguos o indirectos, porque no expresan de forma directa sus pensamientos, sentimientos, necesidades. En muchas ocasiones, no son conscientes de sus agresiones encubiertas.

La creencia sería: «Soy una persona educada y amable, no me gustan las confrontaciones directas, simplemente hay personas con poca tolerancia y educación, yo no sería capaz de ofender».

Pueden utilizar expresiones como: «Sí, vale lo haré, si no me queda otra, tu siempre están tan ocupado…»,  «no sé porque dicen que eres una estirada, a mi me pareces simpática».

Manifestaciones no verbales:  no contestarte cuando le preguntas o te diriges a esta persona, en un grupo dirige su cuerpo y conversación hacia los demás dándote la espalda,  realiza las tareas encomendadas mal y tarde.

Efectos que producen: baja autoestima, frustración, malestar, enojo, celos, envidia, producen hastío.

D) ASERTIVO:

ASERTIVIDAD

Es una persona, que se conoce a sí misma. Conoce sus sentimientos, necesidades y derechos, incluido el de expresar honestamente cómo se siente, qué necesita o piensa, sin ofender a los demás.

La creencia es:  «Te respeto, me respeto».

Manifestaciones verbales:  «yo pienso, siento, quiero», «¿Qué te parece, que piensas, opinas?»

Comportamiento no verbal:  postura erguida y gestos firmes, manos sueltas, habla fluida con volumen de voz moderado, sonríe frecuentemente y mira a los ojos sin intimidar.

Algunos efectos:  se gusta y le gustan las personas, se siente satisfecho y relajado, a gusto con los demás y consigo mismo, resuelve problemas.

«Pueden ser justas las palabras, pero si son crueles, muerden el alma»
(Sófocles)

 

Reflexiones: conflictos filio-parentales y Mediación Familiar.

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Al hablar de los conflictos paterno-filiares, debemos tener en cuenta el contexto donde se desarrollan, la familia y, a la vez entendida ésta como modelo de socialización. Debido a esto, quiero hacer una reflexión sobre las características de la sociedad actual, donde se prima la inmediatez de refuerzos y sin esfuerzos, la baja tolerancia a la frustración, los modelos visuales en los diferentes medios de comunicación sobre valores efímeros, la vertiginosa velocidad en la que nos encontramos inmersos, la transformación y diversidad de estructuras familiares, la incorporación de las mujeres al mundo laboral, el escaso tiempo del que disponemos para nosotros mismo y los nuestros, la rutina en la que nos sentimos a veces atrapados, el individualismo imperante, etc, todo ello ha favorecido al crecimiento de tales conflictos.

No obstante, desde mi opinión, no debemos ser tremendistas ni pesimistas, ya que los conflictos y concretamente los paterno-filiares en la etapa adolescente, han existido y existirán siempre, siendo necesarios para un buen desarrollo tanto personal, familiar como social, ya que proporcionan la oportunidad de poner en práctica estrategias y hábitos (entendidas como saludables y adaptativos) que son fundamentales en cualquier aspecto de la vida. Ahora bien, se ha comprobado que las familias dentro de su patrón dinámico de comportamiento, pueden resolverlos adecuada y constructivamente ó de una manera menos fructífera y más destructiva. Aunque en la documentación consultada, se ha demostrado que los conflictos en esta etapa no son vividos por la mayoría de las familias como algo negativo ni pernicioso y gran parte de ellas saben solventarlas adecuadamente. Si es cierto que, debido a las características de la sociedad actual, lo que se está observando es un cambio en el modelo de relación paterno-filiar basada en la sobreprotección, confianza, libertad y permisividad; los cuales crean en los padres por un lado confusión e insatisfacción por la pérdida de la capacidad en la creación de normas y límites (valores familiares) vs. (valores sociales) de no autoritarismo, libertad, etc. (La cuestión es no confundir respeto a la autoridad con un modelo educativo autoritario), lo cual mal encauzado puede dar lugar a una “mala comunicación o nula comunicación” (una de las bases del conflicto).

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En cuanto a la comunicación, en todos los estudios consultados, es entendida como un denominador común de fuente de conflicto (entre otras muchas variables). En relación al tipo de comunicación existente hoy en día en la familia, la conflictiva solo representa al 4%, pero las familias en situaciones de conflicto se encuentran entre un 20% y 15%. La comunicación actual que caracteriza a las familias, haciendo un símil, es a la de una pensión, es decir, los hij@s adolescentes tienen todo lo que necesitan en sus habitaciones, el ritmo de trabajo de los padres dificulta la comunicación porque casi no se ven, y cuando se ven la televisión sustituye a la conversación. Un aspecto también común en los artículos que tratan sobre la comunicación de los padres con sus hij@s adolescentes, es que las chicas son más comunicativas, tanto chicos como chicas tienen más comunicación con sus madres, en las chicas esta comunicación va en aumento con la edad, pero en los chicos se mantiene estable y, por otro lado tanto los chicos como las chicas hablan menos con el padre y se mantiene estable esta frecuencia con el tiempo. También se explica que las madres que son más inductivas, menos criticas en el comportamientos de sus hij@s, más pacientes y empáticas y asertivas, tienen menos conflictos con ellos; también destacar que las madres tienen una visión más light de sí mismas que la que realmente tienen sus hijos sobre ellas. Todo esto, parece desembocar en diferencias de género  en nuestros roles de padres e hij@s, bien es sabido que esto es un aprendizaje cultural y social arraigado y ancestral, que poco a poco debemos ir superando, porque una de las fuentes de conflicto y posterior complicación es que los padres (varones) no se involucran tanto en la educación (por falta de tiempo), y cuando lo hacen utilizan estrategias más directivas y dominantes, lo que tiene como consecuencia una menor comunicación. Todo ello también afecta a la madre, por sentirse un poco sola en esta labor y, entonces comienzan los sentimientos de impotencia, desesperación y hartazgo, dando lugar a patrones comunicativos y educativos poco adecuados. Es por ello, importante involucrar a ambos en este proceso educativo y que ambos sean conscientes de la responsabilidad que tienen y trabajar conjuntamente, creando un equipo con las mismas normas y bases, es decir coherencia en el patrón educativo de los padres.

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Todo esto, junto con la falta de tiempo de los padres e incluso su sensación de incapacidad, hace que en algunos casos deleguen la responsabilidad de su tarea educativa en agentes externos (profesores, abuelos, educadores, etc), sí que es cierto que debe haber una colaboración entre los padres y escuela para la transmisión de valores a nivel preventivo. Aquí es donde entraría la Formación y Escuela de Padres y Madres, donde se les orienta sobre las características evolutivas de los hij@s que facilite adecuar a las mismas las expectativas parentales y las normas de convivencia más necesarias en la adolescencia, unas nociones básicas sobre el desarrollo cognitivo de las diferentes etapas evolutivas de los hij@s, ya que también una de las fuentes de conflicto son las expectativas de los padres sobre los resultados y respuestas de sus hijos a sus peticiones y exigencias no cumplidas. Considero que con este conocimiento sabrían en qué momento pueden solicitarles que tipo de responsabilidades, darles mayor autonomía según su edad y, también tener más conocimiento de las reacciones de sus hij@s. Igualmente, conocer los estilos educativos y su influencia en la educación en valores, hacerles conscientes, que aprenden por observación e imitación y que son el reflejo de sus padres, por tanto, también viene bien ayudarles en habilidades sociales, cognitivas, de comunicación, negociación, relajación, autorregulación emocional, ser flexibles, empáticos, asertivos, pacientes, tolerar la frustración, fomentar la autoestima, habilidades para establecer límites y regulación del comportamiento de los hij@s. Otro debate, sería que algunos progenitores sienten vergüenza o su orgullo le impide, pedir ayudar en estos casos.

Otro punto a destacar en la base de estos conflictos, es la autonomía, es decir, la capacidad de los padres de dar a sus hij@s las herramientas necesarias para responsabilizarse de sus actuaciones con sus respectivas consecuencias, dependiendo de la edad. Aquí nos encontramos con una lucha constante ya que los hij@s piden más autonomía y algunos padres con cierto estilo parental rígido y/o sobreprotector limitan este factor necesario para el buen desarrollo personal.

 images (2)Como he mencionado anteriormente, la mayoría de las familias creen que saben solucionar sus conflictos en esta etapa y que el tipo y la frecuencia de conflictos son los normales, no obstante considero que esta práctica de prevención me parece necesaria (obviamente no obligatoria) para poner freno a la posible radicalización futura (maltrato filial-paterno), ya que todo lo comentado anteriormente (junto con otras múltiples variables) si no es corregido a tiempo puede convertirse en la base de un problema mayor.

Entonces, es cuando nos encontramos a padres que se sienten culpables e incluso que la mayoría de la sociedad los culpabiliza por no poder controlar a sus hij@s ni ponerles límites. Es cierto que la educación de los hij@s es responsabilidad de los padres, pero este sentimiento de culpa solamente obstaculiza y dificulta la búsqueda de soluciones, hay que hacerles conscientes que son responsables pero no culpables. Cuando nos encontramos con estas situaciones más complejas, en las que los hij@s han aprendido a utilizar, ya no solo la indisciplina sino la agresividad como estrategia para conseguir sus objetivos, nos encontramos como consecuencia un rechazo social, lo que significa un bajo nivel de socialización (por eso la importancia de la familia como función socializadora), los padres también los perciben como desobedientes y desafiantes, prueban sus fuerzas y los progenitores terminan agotados y desesperados. Todo eso conlleva efectos, un mal clima familiar (entre pareja, hermanos, abuelos, etc). Otra de las causas comunes en este tipo de conflicto es la falta de disciplina, por un lado es un rasgo característico de la adolescencia, donde se está abierto a otras formas de pensamiento, personas, ocio, etc que pueden chocar con el modelo hasta ahora desarrollado en su familia, generando así situaciones de desconcierto en los padres, a la vez que los adolescentes reclaman más relaciones simétricas con sus padres; la mayoría son resueltas satisfactoriamente mediante la empatía, comprensión y negociación, pero en otras ocasiones en las que no se toman medidas a tiempo o las que se toman no funcionan y no saben cuáles son las correctas en su caso, pueden conllevar a conductas agresivas e incluso violentas (normalmente tienen lugar en familias con un patrón poco flexible y adaptativo). Desde mi opinión, la violencia va acarreada de agresividad y ésta a su vez de una disciplina mal encauzada, pero no considero que exista un continuo obligatorio entre indisciplina-agresividad-violencia.

Por tanto, hemos visto que una de las causas en la radicalización de los conflictos puede que sea el nuevo modelo paternal existente caracterizado por la permisividad, falta de límites y normas, donde los roles familiares no están bien definidos, unidos a otras variables como el temperamento del menor, falta de habilidades parentales, estilos educativos donde diversos estudios reflejan que el autoritario, poco flexible, no dialogador, impositivo es el más proclive a situaciones conflictivas y, por otro lado el excesivamente permisivo y sobreprotector que elude el afrontamiento de conflictos, (aunque no significa que no estén presentes y existan). Y hablando de modelos parentales no olvidar que la dinámica familiar es aprendida y repetida, es decir, la conducta de agresividad de los hijos hacia los padres en gran medida también puede ser debida a un modelo agresivo vivido por alguno de sus progenitores. Algunos artículos apuntan que este es un factor de riesgo para dicha conducta.

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Centrándonos en la temática del maltrato y/o acoso filio-parental, es preocupante el aumento de denuncias y peticiones de ayuda por parte de los padres para poder arreglar esta situación. Si bien, el perfil familiar es amplio, es decir, no hay un modelo estructural de familia que sea más proclive a encontrarse en este término, si es cierto que la mayoría de las agresiones son dirigidas hacia las madres, ya sea por ser la persona con la que más contacto tienen, por considerarlas más débiles, por pertenecer a familias monoparentales (como efecto de la separación o divorcio traumático y conflictivo), sea como comportamiento aprendido de violencia intrafamiliar. Igualmente, destacar que la mayor parte de los que ejercen dicha violencia son los chicos aunque las chicas también muestran conductas agresivas, la violencia es más característica de los varones; el perfil de este adolescente está caracterizado por falta de autoestima (por eso la importancia de orientar a los padres sobre el fomento de ésta), por carecer de estrategias de afrontamiento a la frustración (falta de límites y normas) y por último falta de autonomía (responsabilidad y capacitación en sus tareas). Por otro lado, se observa que el maltrato es tanto psicológico como físico. Brevemente mencionar que estos adolescentes pueden conllevar asociados otros trastornos como disocial o TDAH entre otros y consumo de sustancias tóxicas.

Por último, hago referencia a la Mediación Intergeneracional donde según los datos consultados, parece que está dando buenos resultados en aquellas comunidades donde se está aplicando, es cierto que es algo novedoso en nuestro país, que se está implantando poco a poco, pero es indiscutible la preferencia que está tomando está opción frente a la de llegar a juicio y enfrenar padres a hijos. Cuando a las familias se les plantea la existencia de esta estrategia, por la mayoría es aceptada debido a todos los beneficios que les conlleva, ya que se les da la oportunidad de aprender a escucharse, respetarse, empatizar, colaborar, cooperar, responsabilizarse y en definitivamente se dan cuenta de que pueden ser capaces de tomar las riendas. Lógicamente depende del nivel de gravedad y trastornos asociados, pero aún así, considero que puede ser complementaria a otros tratamientos paralelos según la particularidad de los casos. Porque otra cuestión a destacar es que algunos expertos desaconsejan el internamiento en estas circunstancias porque las consecuencias suelen ser peores por sentimiento de abandono, efecto contrario de mayor rebeldía, etc. (Repito, todo depende de los casos y de la gravedad).

Lo que si he sacado en conclusión es que, por regla general, esta conducta del adolescente suele ser un síntoma de un mal funcionamiento familiar por equis variables; por tanto, dicha acción debe ser a nivel familiar, entendiéndola como contexto sistémico donde tiene lugar y, sin duda alguna la Mediación Intergeneracional es una buena herramienta para hacer frente a esta problemática, considerándola a ésta no solo como estrategia de intervención sino también de prevención. Porque aunque cierto es, que solo se derivan casos desde los juzgados o servicios sociales, la sociedad tiene que ser consciente de que este procedimiento existe y está a su disposición antes de dar lugar a situaciones más desagradables y complejas. Por consiguiente,  es necesario fomentar y favorecer esta nueva alternativa llamada Mediación, pero no solo ejercida a nivel público donde los entes competentes deriven a los implicados inmersos en situaciones graves (aunque es un buen comienzo), sino que también se podrían fomentar a nivel privado, como ocurre con los gabinetes psicológicos o de abogados; es decir, dar a conocer a la sociedad las consecuencias de esta problemática y está alternativa de solución de conflictos, donde pueden recurrir a ella antes de que se agrave el problema, así la Mediación Intergeneracional puede ser ejercida desde una perspectiva preventiva y orientadora a una más interventiva y directiva dependiendo de las particularidades de los casos. Evidentemente para poder realizar este ejercicio adecuadamente, es fundamental un metodología multidisciplinar, ya que el servicio de ayuda sería más completo, porque hay que tener en cuenta que se trabaja con menores y hay que tener una preparación adecuada para ello, tanto a nivel psicosocial como de conocimientos de derecho (en el sentido que la firma de un menor legalmente no es aceptada pero psicológicamente sí que se puede crear un acuerdo interiorizado, coherente y responsable a su efecto), igualmente una sensibilidad especial a la hora de comunicarse con los padres sobre su responsabilidad ya que es un tema muy delicado y ciertas personas puede sentirse ofendidas, ser conscientes del sufrimiento de todos los implicados, etc.

Fuentes:

  • Martínez Gónzales, Mª de Codés., Quintal Díaz, José., Renieblas Alconchel, Ángeles., Riopérez Losada, Nuria. (2005). Aprendo a solucionar conflictos. Estrategias, técnicas y programas. Madrid: Sanz y Torres, S.L
  • Informe “Comunicación y conflictos entre hijos y padres. Adaptación resumida del libro “Hijos y padres: comunicación y conflictos. Edición FAD (2002) con el apoyo financiero de la Obra social de Caja Madrid y de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas.Son autores: EusebioMegías,Valenzuela (coordinador), Javier Elzo Imaz, Elena Rodríguez San Julián, José Navarro Botella, Ignacio Megías Quirós y Susana Méndez Gago.El texto de la adaptación ha sido elaborado por Ignacio Megías Quirós.© FAD, 2003
  • Por qué y con qué intención lo hizo? Atribuciones de los padres y adolescentes en los conflictos familiares.María Josefa Rodrigo López, María Luisa Máiquez Chaves, Iván Padrón González y Marta García Ruiz. Universidad de La Laguna. Psicothema 2009. Vol. 21, nº 2, pp. 268-273 ISSN 0214 – 9915 CODEN PSOTEG. http://www.psicothema.com
  • Comunicación y conflicto familiar durante la adolescencia. Águeda Parra Jiménez* y Alfredo Oliva Delgado. Universidad de Sevilla.Anales de psicología2 002, vol. 18, nº 2 (diciembre), 215-231.
  • Estrategias de socialización de los padres y conflictos entre padres e hijos en la adolescencia* Maria Jesús Fuentes, Emma Métrico, Rosa M. Bersabé. Universidad de Málaga. Anuario de Psicologia2003, vol. 34, n3, 385-400, Facultat de Psicología.Universitat de Barcelona
  • Entrevista a Izaskun Ibabe profesora titular en la Facultad de Psicología de la Universidad del País Vasco y encargada del estudio sobre “ La violencia filio-parental”. Revista Infocop Online, fecha de publicación 29/02/2008.
  • Aumentan los casos de violencia de hijos a padres, según el informe anual de la fiscalía. Revista Infocop Online, fecha de publicación 13/10/2009
  • La violencia de los hijos a los padres. Extracto de la conferencia ofrecida por Javier Urra.Revista Infocop Online, fecha de publicación 15/12/2006
  • Un dictador en casa: Entrevista a Javier Urra.Revista Infocop Online, fecha de publicación 01/09/2006.
  • Conflictos entre padres y conducta agresiva y delictiva en los hijos.Mª José Justicia Galiano1 y José Cantón Duarte2. 1 Universidad de Jaén y 2 Universidad de Granada.Psicothema 2011. Vol. 23, nº 1, pp. 20-25 ISSN 0214 – 9915 CODEN PSOTEG. http://www.psicothema.com

 

 

 

 

 

La clave no es evitar, sino gestionar el conflicto.

 

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Hay personas que tienen miedo al conflicto, o situaciones en las que el conflicto nos da miedo. Y pensamos que la mejor manera de sobrellevarlo, es correr un tupido velo, como si no fuera con nosotros o simplemente como si no pasara nada. ¿Pero esa, es la mejor manera de manejarlo, ignorarlo?, ¿verdaderamente se ignora, o el conflicto pasa a nuestro interior evitando la manifestación exterior?. A lo largo de este post lo iremos viendo.

Como ya es habitual, voy a comenzar con la definición de la RAE sobre «Conflicto»:

(Del lat. conflictus).

1. Combate, lucha, pelea.
2. Enfrentamiento armado.
3. Apuro, situación desgraciada y de difícil salida.
4. Problema, cuestión, materia de discusión.
5. Psicol. Coexistencia de tendencias contradictorias en el individuo, capaces de generar angustia y trastornos neuróticos.
6. Desus. Momento en que la batalla es más dura y violenta.
7. Colectivo. En las relaciones laborales, el que enfrenta a representantes de los trabajadores y a los empleadores.

Como vemos, todas ellas tienen una connotación negativa. Social y culturalmente, cuando hablamos de conflictos, solemos pensar en negativo, y por tanto tendemos a evitarlo, o huir de esa situación estresante que nos genera malestar. Y es normal, ¿qué referentes tenemos sobre cómo solucionar conflictos?: guerras, peleas, violencia (lo vemos continuamente en los medios de comunicación). Igualmente, cuando vemos que una persona se enzarza en una discusión, la vemos y etiquetamos como «esa persona es conflictiva», «le gusta discutir» y, volvemos a evitar a esa persona y situación. Pero el conflicto sigue ahí, y aún más si tienes que mantener una relación al menos cordial con esa persona.

 conflictoNo nos engañemos, el conflicto es parte de la vida, está presente en cualquier contexto y, no tenemos que considerarlo como algo malo, a evitar. Más bien, lo que tenemos que aprender es a gestionarlo y manejarlo, para verlo como una oportunidad de crecimiento personal y para mejorar la situación o relación. Pero para ello, necesitamos re-aprender. Re-aprender sobre la connotación que tiene en nosotros la palabra «conflicto», como la manera de hacerle frente. Es tan malo reaccionar de forma agresiva y violenta ante un conflicto, como evitarlo.

Es completamente normal, que existan discrepancias y diferentes opiniones entre personas, sobre una misma cuestión (si no la vida sería muy aburrida), pero en estas situaciones complicadas debemos echar mano de la comprensión y de la búsqueda del bien común.

El conflicto lo tenemos con las ideas, palabras o acciones de la otra persona, no con la persona en sí. Hay que despersonalizar el conflicto. ¿ A ti te gustaría que te juzgaran, exclusivamente por ello…?

  • ¿Cuáles son las principales formas de hacer frente al conflicto?:

 1. Evitador. Técnicas que utiliza: huye, ignora, retrasa la conversación, evita la confrontación mediante estrategias. Es bueno, cuando el tema es trivial, la relación no nos importa, disponemos de poco tiempo o, queremos bloquear al otro. Pero no es bueno, cuando hay que mantener la relación con el otro, ya que el otro no sabe qué es lo que sucede, o si el tema de conflicto realmente es importante. Lo que si incrementa es la carga emocional en ambas partes.

2. Competidor. Técnicas que utiliza: poner de manifiesto que el otro es el equivocado, manifiesta su poder a través de gritos, se burla del otro, consigue aliados fuera del conflicto. Es apropiado en situaciones de emergencia, donde no hay tiempo de dar explicaciones. No es bueno, cuando la situación es trivial, y la razón es simplemente una lucha de poder (yo gano-tu pierdes), y ni siquiera se ha intentado colaborar, no hay empatía ni respeto.

3. Colaborador. Técnicas que utiliza: comprender al otro, buscar alternativas para satisfacer los intereses y las necesidades de ambas partes. Diálogo abierto, hablar desde el yo. Es apropiado cuando los temas son importantes y hay un sentimiento de cooperación. No es apropiado cuando los temas no son importante, no hay disposición a colaborar y las personas no quieren ceder en nada.

4. Acomodador. Técnicas que utiliza: se acuerdan cosas, apacigua al otro, y siempre con un rechazo al diálogo. El objetivo es mantener a toda costa la relación, ceden, callan o evitan. Es aconsejable cuando no te interesa mucho el tema y no quieres bloquear al otro. No es aconsejable, cuando evitar el problema puede conllevar problemas de resentimiento.

5. Conveniador. Técnicas que utiliza: mantenerse en el plano racional, no dar cabida emocional, trata que el conflicto no aumente. Aconsejable cuando es importante llegar a un acuerdo de forma rápida a problemas puntuales. No aconsejable, cuando es necesario encontrar soluciones creativas y cuando los acuerdos a los que se llega no permiten vivir con las consecuencias.

  • ¿Qué tipos de conflictos existen?:

Existen diferentes clasificaciones, pero voy a exponer la de Lewicki, ya que creo se ajusta más al desarrollo del artículo:

Intrapersonal: son los conflictos con uno mismo.

Interpersonal: son los conflictos entre dos personas.

Intragrupal: son los conflictos dentro de un grupo pequeño de personas. Ej: la familia

Intergrupal: son los conflictos entre grupos diferentes de personas. Ej: diferentes familias.

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  • ¿Cuáles son los principales motivos de conflicto?:

– Diferencias en las metas personales.
– Competitividad, a veces excesiva.
– Malentendidos o formas distintas de ver las cosas.
– Falta de información.
– Fallos en la comunicación interpersonal.
– Falta de cooperación, real o imaginaria.
– Conflictos de personalidad. Los demás no son como uno. Y tenemos cierta dificultad para aceptar a las personas tal como son, sin juzgarlas.
– Problemas con la autoridad.
– Frustraciones individuales.
– Deseo de asumir mayor responsabilidad.
– No querer aceptar responsabilidades.
– Incapacidad para seguir las normas o ceñirse a los planes.
– Desacuerdo en la forma de alcanzar las metas acordadas.

  • ¿Cómo podemos manejar los conflictos intrapersonales?:

1. Escuchar atentamente lo que los demás dicen, sin estar pensando en que vas a decir o dar opiniones a la ligera. (Escucha activa)
2. Aceptar las diferencias entre las personas. (no juicios de valor)
3. Ponerse en el lugar del otro. (Empatía)
4. Tomar distancia de nuestra forma de hacer las cosas y conocer mejor a las otras personas y su forma de actuar.
5. Aceptar que las discrepancias y faltas de acuerdo con naturalidad, ya que siempre no será posible un consenso.
6. Favorecer que los demás digan lo que piensan e invitarlos a que lo hagan positivamente, en lugar desde la agresividad.
7. Ver que se puede aprender de la situación conflictiva.

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Y para finalizar…,

Aspectos positivos del conflicto:

– Se aprende a reconocer los propios límites, necesidades y derechos ajenos.

– Rompe con la monotonía. Sirve de válvula de escape.

– Saca a la luz diferentes ideas.

– Demuestra interés.

– Detecta diferentes grados de percepción.

– Motiva al cambio (gradual o brusco).

– Ayuda a encontrar soluciones. Generar normas.

Fuentes:

– Aprendo a solucionar conflictos, Estrategias, técnicas y programas. Mª de Codés Martínez González, José Quintanal Díaz, Ángeles Renieblas Alconchel, Nuria Riopérez Losada. Ed: Sanz y Torres, 2005.

– Cómo tratar con personas difíciles. Guía práctica basada en las investigaciones de Úrsula Marka. http://www.inteligencia-emocional.org.

– Autor: Dirección de Mercadeo Corporativo y Relaciones Públicas ICE. Consulte esta colección en: http://www.grupo ice.com. Mandamientos de las relaciones humanas.

– Resolución de conflictos. Claudio Altisen, Dr. Félix E. F. Larocca, Maria Carmen Raga   Traducción, corrección y enlace de conceptos: Maria Carmen Raga Valls .                                                      Barcelona, Septiembre  2009